DERROTA

Hoy me enfrento a ti para ser derrotada;

derrotada por el inútil esfuerzo

de seguir prorrogando el final de lo que ha muerto ya;

derrotada por el deseo vano

de demorar lo ineludible.

Y de aquel caudal de sueños e ilusiones,

de lunas urgentes y pasión alborotada,

ya ni un vestigio queda;

la hoguera de nuestro querer se ha apagado sin remedio,

el amor ha terminado.

Me doy por vencida

ante el supremo esfuerzo de sostener lo insostenible;

no tiene caso seguirnos derrochando la vida

en el eterno invierno de esta terca unión.

Hemos de ser valientes y confesar

que incapaces fuimos de retener el torrente

que un día fue fuente de vida,

aquella brisa que abrigaba el alma tuya

con la impaciente sed de mis besos enamorados.

Cómo ocultar el final, si el final viene de prisa

me has derrotado con el tozudo orgullo de tu ser

con tus largos y asesinos silencios

con tus gélidas y ausentes caricias.

La batalla por detenerlo he perdido

me quedaré desde aquí mirando tu partida

abrazando los restos de mi lucha extenuada,

la necesidad inexorable de alas y de olvidos.

Y sobre el último verso de sabor amargo

caen unas lágrimas de luto y resignación

encubriendo la culpa de una promesa divina

que para siempre se rompe

y para siempre ha muerto.